Los principales monumentos de Cespedosa de Tormes son: un Castillo del (S. XV), la Iglesia de últimos del S. XV y primeros del XVI, y una Ermita del S. XVIII.
Villa Romana
A seis o siete kilómetros al Este de Cespedosa existen restos de una Villa romana de época tardía junto a la que se han encontrado dos Sepulcros, en uno de los cuales apareció un cuenco de cerámica sigillata que se conserva en el Museo del Seminario de Arqueología de la Universidad de Salamanca, un jarrito de vidrio, que se destruyó, una campana y una pila de piedra de cantería (granito). La pila se encuentra en Cespedosa (que fue utilizada para bautizar) y la campana en el Puente el Congosto.
También han aparecido grandes tinajas de barro cocido en las orillas del río Tormes a la derecha del camino llamado el Vado de las Palomas, silos hechos con grandes tejas, y hornos de cocer el barro (en la actualidad, tapados por los sedimentos del embalse). Hay un Sepulcro del S.XV; parece que fue construido para el enterramiento de un militar de alto rango, en principio no tenía cruz, esta se puso con posterioridad. De época similar existen en la Iglesia dos tumbas de dos oficiales.
El Castillo
En solitario y con dominio absoluto sobre el cauce del río Tormes, se alza la sólida torre fuerte de los Dávila y Guzmán a quienes el rey Enrique III el Doliente les concediera el señorío de la Villa. Fue construido en el S.XV, es de planta rectangular, muros de mampostería granítica con refuerzos de sillería en los ángulos, rematado por almenas y voladizos matacanes en lo alto de los muros. En otro tiempo Cespedosa era frontera entre Castilla y León.
La vía más fácil para llegar al Castillo es la que sigue la calle de la Fuente hasta el final - llamada así por la presencia de una magnifica fuente abovedada, construida en el S. XVII - continuando después, los escasos metros que restan, campo a través. Se cuenta una historia sobre los dueños del Castillo, parece que estuvieron en guerra con los del Castillo próximo de Salvatierra por "cuestiones de amores de sus hijos."
La Iglesia
La iglesia es uno de los elementos arquitectónicos más representativos de Cespedosa, es un edificio gótico de finales del siglo XV y principios del XVI. Está dedicada a la Exaltación de la Santa Cruz y de ella recibe el nombre la plaza en la que se ubica : Plaza de la Cruz. Se encuentra rodeada por el Atrio. Impresiona por su gran volumen y por la belleza del conjunto.
Sobresaliendo, muy por encima de la altura de la nave central, está la torre, que fue construida en el año 1815 reinando Fernando VII, puesto que la original sé derrumbó, con el terremoto de Lisboa en 1755. Es de piedra granítica muy bien labrada, tiene cuatro campanas, terminando en pirámide cuadrangular y en la cúspide se yergue una veleta rematada por artística cruz. Es airosa y esbelta. Tiene un reloj publico que se puso a expensas del Ayuntamiento en el año 1.934, fue colocado por Félix (Guarín) y su colocación costó 200 pts.
Da acceso al templo un portal de cinco arcos de piedra. La portada es gótica, de la decadencia, con recuadros de piedra y adornos de bolas. La terminan dos pináculos que tienen a los lados sendos escudos de los Davila y Guzmán, Señores de la Villa de Cespedosa de Tormes. El interior de la Iglesia es muy amplio y hermoso, se compone de tres naves no muy largas separadas por arcos únicos escárzanos y lisos. El primer cuerpo, de buena crucería de piedra, tiene un arco de unos veinte metros de luz con adornos de bolas. El segundo cuerpo de la Iglesia se hizo de techumbre de madera. (Esta parte de la iglesia también se cayo con el terremoto) Era de estilo mudéjar, como son las ménsulas de la tribuna, éstas de molija labra. El Baptisterio está en el centro del coro (debajo) y se accede a él por un bien trazado arco de medio punto. La forma de la techumbre es una bella crucería de piedra, de la misma época que la de la capilla mayor. Este baptisterio se utilizó como capilla de San Isidro Labrador.
Tres interesantes retablos presiden las tres naves. El de la nave central del (S.XVI - XVII. Muy rico y esbelto, ostenta una artística combinación de columnas toscanas, jónicas y corintias. Se resuelve en tres calles y dos entrecalles con dos cuerpos más ático. En las calles extremas, cuatro lienzos representan a Santa Catalina de Siena y San Antonio Abad, la Inmaculada y San Sebastián, y ocupando la central el Sagrario y las imágenes de la Exaltación de la Santa Cruz - Advocación del templo - y del Calvario en el ático; las entrecalles cobijan en sus respectivas hornacinas las Imágenes de San Pedro y San Pablo, San Andrés y San Mateo, San Juan Bautista y la de un Santo de difícil identificación; coronando todo el retablo un buen relieve del Padre Eterno.
En la parte de esta nave había además dos retablos laterales, del S.XVIII. En uno de ellos estaba el Sagrado Corazón y en el otro la Virgen del Carmen, el Arcángel San Gabriel y Santa Águeda. Los que presiden las otras dos naves tienen como única hornacina dos buenas imágenes de la Virgen del Rosario y San Antonio. Tiene una sacristía adosada a un lateral toda de piedra de cantería.
Las Imágenes más relevantes del templo son: una Cruz parroquial de plata, de la segunda mitad del S. XVI, con las letras P.HR. FVRE. Un crucificado con brazos articulados, un Cristo atado a la columna y dos Vírgenes de vestir; una de ellas la del Carrascal, patrona de la Villa, depositada durante todo el año en la ermita, a excepción de los días de las fiestas patronales, 8, 9 y 10 de Septiembre que comienzan con la procesión para trasladarla hasta la Iglesia el día 7 y terminan devolviendo la imagen a su ermita el día 14, Festividad de la Santa Cruz.
Las fiestas de Semana Santa se celebran con gran fervor, se sacan en procesión los pasos del Cristo de la Columna, el Nazareno, el Santo Entierro y la Dolorosa.
Antiguamente, no hace mucho tiempo, la Iglesia contaba con unas barandillas sobre las gradas del altar mayor que bajaban hasta el pasillo y en estas unos atriles con las figuras de unas águilas reales de hierro. Además de dos lámparas, una de ellas estaba colgada de la pared y se encontraba siempre encendida con lamparillas y la otra, de grandes dimensiones, colgada del techo. Eran de plata.
Por los años 1992 ó 1993 se hizo el arreglo de las paredes de la parte delantera de la Iglesia cubriéndolas de piedra de cantería, se quitaron los altares laterales y el púlpito, se tapió la puerta que da al atrio y se quitó la capilla de San Isidro. Se restauró la puerta de entrada por los años 1985 ó 86. También se ha hecho tarea de limpieza del altar mayor, la restauración de la tribuna y la de los bancos y el suelo de la Iglesia; se hizo una capilla debajo de la tribuna para la misa diaria en el invierno; se ha arreglado el Atrio y se ha hecho un parque infantil, se ha electrificado el toque de las campanas, se han reparado éstas.
La Ermita
La Ermita se encuentra a un kilómetro del pueblo, fue levantada por el año 1715, para venerar a la patrona de la Villa de Cespedosa de Tormes, Nuestra Señora del Carrascal llamada así porque según cuenta la tradición se apareció en un carrasco en el mismo lugar donde se encuentra el Santuario. Se le apareció a un pastor quien según la tradición se llamaba Juan de la Berza, era natural del pueblo de la Horcajada (Ávila), su calavera se conserva en dicho pueblo y estaba cuidando ganado en Cespedosa. Las gentes del lugar dicen que la Virgen ha hecho muchos milagros, y se le tiene mucha devoción.
En los alrededores de la ermita existe una gran explanada en la que en tiempos pasados se celebraba una romería el veinticinco de marzo. Las mujeres rezaban entre la noche anterior y la mañana del veinticinco cien avemarías y una plegaria entre cada una de ellas. Tras la Misa se organizaban juegos de mayores y pequeños, concursos y casi siempre una capea con vacas del pueblo.
La leyenda sobre la Virgen dice lo siguiente: "Estaba un pastor cuidando el rebaño, cuando vio en un carrasco una muñeca; la cogió y la metió en la morrala, pensando llevársela a la hija del amo. Cuando llegó a casa comprobó, con sorpresa, que la muñeca ya no estaba, y pensó "se me habrá perdido por el camino". Al día siguiente, cuando volvió por al mismo sitio donde había encontrado la muñeca observó, muy sorprendido, que estaba allí nuevamente. Esta vez la cogió, la metió en la cuerna del agua y la tapó con la corcha pegándola con miga de pan mojado, con el fin de que no se le perdiera. Pero cuando fue a darle la muñeca a la niña, de nuevo había desaparecido. Al siguiente día fue derecho al mismo lugar y allí estaba la muñeca. Esta vez una voz le dijo: “soy la Virgen y quiero que en este sitio me hagan una ermita”. El pastor fue al pueblo y comunicó a las autoridades lo sucedido. Allí se construyó la ermita, y la Virgen se identifica como “Nuestra Señora del Carrascal”. |
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